viernes, 31 de diciembre de 2010

Fin de año en el Polo Sur

El Polo Sur Geográfico es un lugar extraño.


En primer lugar, en ese punto los cuatro puntos cardinales se reducen a uno. Vamos que, si te encontraras allí, daría igual que fueras a la izquierda, a la derecha, adelante o detrás (vaya, parece que estuviera bailando “La Yenka”), todos esos lugares serían el Norte.

Por otro lado, tampoco tiene una hora local claramente definida. En el resto de los lugares de la Tierra la hora local viene determinada por la salida y la puesta del sol todos los días. Pero en el Polo Sur Geográfico el sol sale y se pone sólo una vez al año, con lo que los “días” tendrían un año de duración. Y dado que en ese punto convergen todos los meridianos terrestres, tampoco está ubicado en ninguno de los husos horarios convencionales que hemos definido. Más bien está en todos ellos a la vez.

Puede parecer una cuestión baladí, pero estoy seguro de que los habitantes de la Base de investigación científica Amundsen-Scott (que se encuentra ubicada a escasos 100 metros del Polo Sur Geográfico) andan preocupados en estos momentos por saber cuando tienen que tomarse las uvas… Bueno, vale, no será por las uvas. Pero seguro que es por la tarea que tienen que hacer en las primeras horas de cada año nuevo… reubicar correctamente el Polo Sur Geográfico.

Es cierto que existe una estaca marcando el punto exacto, pero el Polo Sur, aunque se encuentra en tierra firme, está sobre una capa de hielo de 2.700 metros de espesor… que se mueve unos 10 metros al año (al fin y al cabo, se trata de un gigantesco glaciar). Con lo que cada año nuevo, una de las tareas que tiene que hacer alguno de los más de 100 científicos que habitan allí, durante el verano austral, es volver a colocar correctamente esta estaca.

Para los curiosos comentaré que, además de la estaca con la ubicación oficial del Polo, hay otra estaca más, coronada por una esfera metálica y rodeada de las banderas de los firmados del Tratado Antártico. Se trata del “Polo Sur Ceremonial”, que sólo está allí para impresionar a los turistas…

Pero volvamos a la cuestión de la hora local en el Polo Sur. A ver, los científicos tendrán que tener una hora para levantarse, acostarse, trabajar, comer, etc… Así que TIENEN que tener una hora local. Así que, por conveniencia práctica, la hora de la Base Amundsen-Scott es la misma que la de la base que les abastece, la Base McMurdo, que a su vez utiliza el tiempo de Nueva Zelanda (UTC +12 horas). No obstante, durante el verano austral (es decir, ahora) Nueva Zelanda está en el huso horario UTC + 13 horas. Haciendo un sencillo cálculo, si en España estamos ahora mismo en el huso horario UTC + 1 hora, la hora local en el Polo Sur es 12 horas más que en España.

Vaya… si sólo les faltan unos minutos para el año nuevo. Más vale que se vayan preparando para salir. Al menos, parece que el pronóstico meteorológico para el Polo Sur es bueno: día soleado, viento flojo, 28 grados… lástima que sean bajo cero.

viernes, 17 de diciembre de 2010

El lado bueno de la vida

Durante la Guerra de las Malvinas la Armada Argentina realizó una hazaña bélica digna de constar en los libros de historia militar: hundir el HMS Sheffield de la todopoderosa Marina Real Británica.

Dos pilotos argentinos, a bordo de dos Dassault Super Étendard, le metieron al buque británico un misil Exocet hasta la cocina. Literalmente. Porque el misil impactó en el área de la cocina del buque.

El buque británico iba equipado, obviamente, con todo tipo de contramedidas electrónicas, lanzadores de chaff y misiles anti-misil. Pero, aunque pueda parecer increíble… los británicos no vieron venir el misil. De hecho el único aviso que recibieron fue el de un marinero gritando algo así como “Missile on the port side!” sólo unos segundos antes del impacto.

Pero, ¿cómo es que los británicos no detectaron a los aviones enemigos? ¿Cómo es posible que no vieran llegar el misil hasta que fue demasiado tarde? Bueno, porque los aviadores argentinos se jugaron la vida pilotando muy bajo, rozando las crestas de las olas, hasta que se encontraron a unos 30 ó 50 kilómetros del objetivo. Como la Tierra es curva, los aviones quedaban por debajo de la línea del horizonte, de modo que ni el mejor radar, ni el mejor vigía, fueron capaces de detectarlos. Y cuando lanzaron dos misiles, estos volaron, también rozando las olas, aproximándose a casi un kilómetro por segundo, de modo que cuando los tuvieron encima no tuvieron tiempo ni para decir "¡ay!". Aunque todavía tuvieron suerte, sólo uno de los misiles alcanzó el objetivo.

Hasta aquí la historia militar, cruenta porque murieron 20 tripulantes del buque británico. Pero lo que más me llama la atención de todo esto es que, tras el ataque, mientras la tripulación esperaba el infructuoso rescate se pusieron a cantar la canción “Always Look on the Bright Side of Life”, que aparece al final de la fantástica película de los Monty Python, La vida de Brian.



Bueno, la reflexión de hoy es obvia: mira siempre el lado bueno de la vida…