lunes, 12 de julio de 2010

Y Casillas besa a Sara Carbonero

Y, finalmente, Iker Casillas se comió a besos a Sara Carbonero.


¡Que bonito!

¡¡¡¡ CAMPEONES DEL MUNDO !!!!

Aún no me lo puedo creer...

¡¡¡ ESPAÑA es campeona del mundo de fútbol !!!


¡¡¡ Campeones, campeones, oe, oe, oeeeeeeeee !!!

jueves, 8 de julio de 2010

Flashmob sorpresa

Aquí os dejo el flash-mob que le prepararon a Kylie Minogue este sábado en Madrid.

Parece que le sorprendió, ¿no?

miércoles, 7 de julio de 2010

martes, 6 de julio de 2010

Una de romanos

Es curioso.

Según me enseñaron en el colegio, el número 4 se debe escribir en números romanos como IV. Pero si nos fijamos en la práctica totalidad de los relojes que llevan la numeración con números romanos, veremos que el número 4 se representa en sus esferas… como IIII (bueno, salvo el Big Ben pero ya sabemos que los ingleses son así).


El caso es que este “error” sólo parece ocurrir en las esferas de los relojes, ya que en el resto de situaciones en las que se utilizan números romanos se utiliza el IV, como sería lo correcto. Entonces, ¿qué pasa con los números romanos en los relojes?

Parece ser que, en sus orígenes, el sistema numérico romano se basaba en el método aditivo, es decir, que el número 4 se representaba como IIII y el número 40 como XXXX. Con el tiempo se empezó a utilizar el método sustractivo: el número 4 se empezó a representar como IV, el número 9 como IX, etc… De este modo se utilizaban menos símbolos. Este método empezó a utilizarse durante el Imperio Romano, prueba de ello es que el número 9 en los relojes se representa como IX y no como VIIII. Pero, ¿qué tiene de especial el número 4?

Hay muchas teorías. Desde que se quiso evitar el uso del IV porque en latín era la abreviatura del dios pagano Júpiter (IVPPITER) y se consideró blasfemo usarlo en los relojes de las iglesias cristianas (y que los propios romanos tampoco lo utilizaban por respeto a su dios), hasta que se utilizaba para evitar confusiones entre el número IV y el número VI al estar ambos en posición inversa en la esfera del reloj. Pero ninguna termina de convencer.

Sin embargo, existe una historia (probablemente apócrifa) que explicar “perfectamente” el origen de esta costumbre.

Luis XIV, rey de Francia, era un fanático de los relojes. En una ocasión se le ocurrió organizar un concurso para elegir un modelo de reloj “perfecto”. El Rey eligió uno de los relojes, que era perfecto en cada detalle, y dijo: "El ganador es este reloj". Sin embargo, el diseñador del reloj se había dado cuenta, en medio del concurso, de que había utilizado, por error, el IIII en lugar del IV. Así que en ese momento, avergonzado, se acercó al Rey y le dijo: "Este reloj no puede ser el ganador, ya que, no es perfecto: el 4 es IIII en lugar de IV". Pero Luis XIV dijo: "Bueno, de ahora en adelante todos los relojes perfectos llevarán IIII en lugar de IV".

Y así ha llegado hasta nosotros esta curiosa tradición…

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Actualización a 8 de septiembre
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Transcribo la explicación de un filólogo clásico que me ha llegado sobre el asunto:
"Por lo que aparece en los textos latinos siempre ha habido un consenso en escribir 4 como IIII, en todas las épocas, desde la republicana a la imperial. Es decir, que eso es lo normal y lo habitual. En el Renacimiento con motivo de la creación de los relojes de esfera, de los que era un gran amante nuestro gran emperador Carlos V, se intentó ahorrar espacio con una nueva forma de escribir el número 4, esto es con la forma habitual desde entonces y que llega hasta nuestros días, restándole el uno. Aun así no os compliquéis mucho la vida porque los romanos, como diría Obelix, están locos. En el Renacimiento surgen nuevas interpretaciones de los clásicos y de Roma, y muchas veces ese período ha dejado algunas mentirijillas o algunas interpretaciones que han pervivido hasta nuestros días. Para ponerte un ejemplo numérico, los renacentistas, que estaban locos por el mundo clásico, y lo reinventan, escribían mil, no como M, sino como CIC, y la primera C vuelta, ya que hacían un criptograma de la M romana, con el consecuente lío para los estudiosos posteriores...pero esa es otra historia...en resumen que en Roma, lo que es Roma la forma habitual es IIII, con el Renacimiento se cambia como tantas otras cosas del mundo clásico.
Tened cuidado con la Wikipedia que la carga el diablo."

P.D.: Nunca dejéis que una explicación veraz os estropee una bonita historia...

domingo, 4 de julio de 2010

¡Histórico!

Soy futbolero (no puedo negarlo).

Me había resistido a escribir en este blog sobre la actuación de la selección española en la Copa Mundial de Sudáfrica… porque no pensaba que íbamos a llegar tan lejos.

Y no es que no pensara que la selección es una de las mejores del mundo (si no la mejor) o porque no tuviera fe en ella. Es porque tengo memoria histórica…

Ayer cuando salí a la calle a celebrar (en parte para festejar, en parte para descargar la tensión) el triunfo de “La Roja”, vi a muchos chavales como locos con la camiseta y/o la bandera de España y, como ya tengo unos añitos, no pude dejar de acordarme de todos los sinsabores que ha padecido en las Copas Mundiales quien esto escribe.

Por ejemplo, me acordaba de la Copa Mundial de México 1986. Por aquel entonces yo era un niño ilusionado, que incluso se preparó un programa con el ZX Spectrum (con gráficos a 16 colores y todo... ¡en BASIC!) para llevar anotados los resultados de los partidos del campeonato. Recordaba como le gritaba desde casa al fallecido seleccionador Miguel Muñoz que quitara del campo a Julio Salinas (que no estaba haciendo nada) y que metiera a Eloy Olaya. Y recuerdo como fue Eloy el que al final falló el penalti decisivo…

Y, claro, me acordaba de la Copa Mundial de EE.UU. 1994. Ahí, lo confieso, ya me había vuelto Salinista (porque fue gracias a dos goles suyos en Dublín que llegamos a aquella fase final) y me dio una rabia enorme su fallo ante Pagliuca, el gol de Roberto Baggio y, por supuesto, el penalti que le hizo Tassotti a Luis Enrique en el descuento (con rotura de nariz incluida).

Como no, también me acordaba de la Copa Mundial de Corea y Japón 2002 y de la infame actuación del árbitro Gamal Al-Ghandour , que nos anuló dos goles validos en aquel partido contra Corea del Sur.

Ayer, sinceramente, pensé en muchos momentos que otra vez nos iba a pasar lo mismo. Máxime cuando vi como se iba desarrollando el partido. Por ejemplo, cuando en ese minuto de locura nos pitaron un penalti en contra (menos mal que Iker para guay, je, je), a continuación Xabi Alonso falló la repetición del que nos pitaron a favor y el árbitro no quiso ver otro clamoroso penalti que le hicieron a Cesc Fàbregas.
Pero el caso es que después de tanto sufrimiento (si he sobrevivido al partido de ayer sé que no tengo una lesión cardiaca), la selección pudo sobreponerse al tradicional mal fario y, da igual ya como termine esta Copa Mundial, el hecho de haber pasado a semifinales es algo… histórico.