martes, 4 de enero de 2011

Perder el Norte

En los tiempos heroicos de la navegación oceánica, los marinos europeos se guiaban gracias a la Estrella Polar.

Por un lado, ésta les indicaba la dirección al Norte y, gracias al ángulo que formaba con el horizonte, la latitud a la que se encontraban. El cálculo de la longitud era otra historia. Se estimaba a partir de la velocidad y dirección de la nave, lo que provocaba muchos errores. No fue hasta el siglo XVIII, con la aparición de los relojes de precisión, que empezó a calcularse la longitud de forma fiable. Pero esa es otra historia…

Pero si nuestros marinos viajaban hacia el sur, al cruzar el Ecuador la Estrella Polar desaparecía por debajo del horizonte. Aún contaban con la brújula para saber qué rumbo seguían, pero perdían la capacidad de conocer dónde se encontraban. Habían perdido el Norte.

Ese es el origen de la conocida expresión que viene a significar: desorientarse, perder la razón, comportarse de forma desordenada y errática.

Creo que, en estas fechas de consumismo desaforado, todos perdemos un poquito el norte. Basta con pasarse estos días por un centro comercial para comprobar cómo se consume nada más que porque “toca” consumir.

En fin, menos mal que quedan pocos días para que termine toda esta locura…

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