domingo, 13 de marzo de 2011

El barco

Tengo que confesar que últimamente estoy enganchado a la serie “El barco”.


A ver. La serie, en si misma, es bastante mala. Los actores son pésimos, en particular Juanjo Artero (Javi, el de “Verano Azul”). El guion es de telenovela barata, el resumen de cada episodio se puede hacer en dos líneas. Y por último, aunque no por eso menos importante, parece que la serie esté patrocinada por una granja avícola, porque no hacen otra cosa que enseñar pechugas y muslos (bueno, ahora que lo pienso, eso no está tan mal). Pero el caso es que el argumento es curioso y toca algunos temas interesantes… aunque sólo sea superficialmente.

Para el que no conozca la serie la resumiré un poco. La acción se sitúa en un escenario apocalíptico. Toda la tierra firme ha desaparecido sumida en una especie de agujero negro (matando a toda la población), sólo persisten los océanos pero todos los barcos se han hundido debido a un tsunami… excepto uno, el velero “Estrella Polar”. Se trata de un buque escuela, gobernado por su capitán, su segundo y su tripulación, en el que viajan, de “pasajeros”, dos profesores y unos veinte chicos y chicas veinteañeros… ah, y las dos hijas del capitán. En total 42 personas, que son la última esperanza de la humanidad.

Cuando se desencadena la catástrofe, todo el mundo a bordo es consciente de que pueden ser los únicos supervivientes del mundo. Es para sobrecogerse, ¿no? Bueno, pues en lugar de eso, salvo algunos momentos de estrés y susto, los protagonistas se pasan el día pensando que si me gusta fulanita, o que si le gusto a menganita.

En mi opinión, habría material para tratar temas más profundos como, la relación entre el poder militar y el civil (el capitán y el “alcalde” electo), los conflictos iglesia-estado (porque han metido en el barco, que casualidad, a un cura), el racionamiento, la supervivencia de la humanidad, la responsabilidad de ser depositarios de la ciencia y la cultura, etc…

Pero desgraciadamente tratan los temas con demasiada frivolidad. Un ejemplo. Un oficial se enemista con el cura, le roba la Biblia (probablemente, el último ejemplar que queda en la Tierra) y amenaza con tirarla al mar. Y el cura le roba los puros al oficial (probablemente también los últimos del mundo) y le amenaza igualmente con arrojarlos al mar. Hombre, un poco más de trascendencia. No se puede frivolizar con el último ejemplar de un libro (aunque sea la Biblia). Se supone que los supervivientes del barco deberían velar por los últimos restos de la cultura, ser una especie de monjes en la Edad Media, atesorando los tesoros de la humanidad.

Es una pena. Deberían haberse inspirado más en la maravillosa serie de ciencia-ficción “Battlestar Galactica”, todo un ejemplo de serie de calidad, en la que se narra una situación semejante y se tratan todos estos temas con mucha más intensidad. En esta serie norteamericana se cuestionan las libertades individuales, ante la existencia de un bien superior como la supervivencia de la humanidad. Por ejemplo: se instaura una ley marcial, se prohíbe el aborto o se permite la tortura de los prisioneros enemigos (los cylons) cuyo objetivo era la exterminación completa de la humanidad. Temas muy delicados, pero muy bien llevados y tratados. Pero claro, esto no es América y tampoco le podemos pedir peras a… Antena 3.

El caso es que, no tiene nada que ver con todo esto, pero llevo unos días dando la vuelta al mundo en un velero.

Sí, la vuelta al mundo el velero. A ver.... me explico. Hay una web que te permite seguir la Barcelona World Race, la vuelta al mundo a dúo sin escalas,… y participar en la regata con un barco virtual por medio de un juego online. Yo me apunté hace un par de semanas, y ya estoy a punto de llegar al Cabo de Buena Esperanza.

Y en el juego puedes personalizar el barco, y ponerle el nombre que quieras. ¿Adivináis que nombre le he puesto al barco?

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